PARÃBOLA DE LOS 6 SABIOS CIEGOS Y EL ELEFANTE.
Publicado: 04 Oct 2022 23:04
Valga esta parábola como ejemplo de que considero sucede habitualmente en los foros (sÃ, también en éste) a la hora de intentar desentrañar los entresijos que se ocultan detrás de los valores, de sus resultados y de las noticias/rumores que se publican.
Intentamos entender cómo es el elefante, cuando nuestra percepción no puede ser en ningún caso total, sino parcial. Pero nos creemos que no es asà y que sólo con nuestra sesgada percepción seremos capaces de lograrlo.
Las similitudes con el mundo de la bolsa podrÃan ser:
- El elefante = El mercado y su comportamiento.
- Los 6 sabios = Los foreros, tertulianos, periodistas especializados..., pero especialmente los ECONOMISTAS.
Los economistas saben de economÃa, no de bolsa. Pero ellos creen erróneamente que sà porque, para ellos, bolsa y economÃa son lo mismo y van parejas, cuando la bolsa va por delante de la economÃa con una antelación de entre 6 y 12 meses. Intentan aplicar e imponer sus conocimientos (de economÃa) como si de verdades absolutas se tratasen (visión parcial de ese elefante: las patas podrÃan ser la economÃa; la trompa, la psicologÃa; las orejas, la coyuntura internacional; etc.).
Por último, y antes de dar paso a la parábola, decir que invertir/especular en bolsa es mucho más sencillo de lo que puede parecer a priori.
Si, tras una crisis, nos ciñésemos a intentar detectar las señales que terminarán impulsando la economÃa y, por tanto, los mercados (que esto sà podemos hacerlo, sin ser economistas ni tener estudios); compráramos entonces (en lo más bajo); nos olvidásemos mientras dure el ciclo alcista (años); y cuando percibiésemos señales como exceso de alegrÃa, pleno empleo, aumento de la inflación, etc., vendiéramos (en lo más alto), ganarÃamos, y mucho. Después, nos olvidamos de la bolsa hasta que que se cierre el cÃrculo y volvamos al comienzo.
Sencillo, ¿a que s� Pero aburrido. ¿Dónde queda entonces nuestra parte más ludópata? Debemos calmarla y darle gusto, y ahà comienzan nuestros problemas.
En lugar de reconocer que la culpa de nuestros fracasos son nuestros y sólo nuestros, persistimos en externalizar nuestros errores, y concluimos que invertir/especular con éxito en bolsa es harto complejo. Y entonces nos aferramos en buscar explicaciones y posibles soluciones en los economistas porque "saben de esto" y "manejan datos, ratios y 'palabros' muy complejos e ininteligibles". Y cuanto menos se les entiende, debido a su farragoso vocabulario, mayor crédito se les concede o presupone (erróneamente, por supuesto). Y asà nos va.
Vamos con esa parábola:
"Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se darÃa cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». Y asÃ, los sabios discutÃan largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados."
Intentamos entender cómo es el elefante, cuando nuestra percepción no puede ser en ningún caso total, sino parcial. Pero nos creemos que no es asà y que sólo con nuestra sesgada percepción seremos capaces de lograrlo.
Las similitudes con el mundo de la bolsa podrÃan ser:
- El elefante = El mercado y su comportamiento.
- Los 6 sabios = Los foreros, tertulianos, periodistas especializados..., pero especialmente los ECONOMISTAS.
Los economistas saben de economÃa, no de bolsa. Pero ellos creen erróneamente que sà porque, para ellos, bolsa y economÃa son lo mismo y van parejas, cuando la bolsa va por delante de la economÃa con una antelación de entre 6 y 12 meses. Intentan aplicar e imponer sus conocimientos (de economÃa) como si de verdades absolutas se tratasen (visión parcial de ese elefante: las patas podrÃan ser la economÃa; la trompa, la psicologÃa; las orejas, la coyuntura internacional; etc.).
Por último, y antes de dar paso a la parábola, decir que invertir/especular en bolsa es mucho más sencillo de lo que puede parecer a priori.
Si, tras una crisis, nos ciñésemos a intentar detectar las señales que terminarán impulsando la economÃa y, por tanto, los mercados (que esto sà podemos hacerlo, sin ser economistas ni tener estudios); compráramos entonces (en lo más bajo); nos olvidásemos mientras dure el ciclo alcista (años); y cuando percibiésemos señales como exceso de alegrÃa, pleno empleo, aumento de la inflación, etc., vendiéramos (en lo más alto), ganarÃamos, y mucho. Después, nos olvidamos de la bolsa hasta que que se cierre el cÃrculo y volvamos al comienzo.
Sencillo, ¿a que s� Pero aburrido. ¿Dónde queda entonces nuestra parte más ludópata? Debemos calmarla y darle gusto, y ahà comienzan nuestros problemas.
En lugar de reconocer que la culpa de nuestros fracasos son nuestros y sólo nuestros, persistimos en externalizar nuestros errores, y concluimos que invertir/especular con éxito en bolsa es harto complejo. Y entonces nos aferramos en buscar explicaciones y posibles soluciones en los economistas porque "saben de esto" y "manejan datos, ratios y 'palabros' muy complejos e ininteligibles". Y cuanto menos se les entiende, debido a su farragoso vocabulario, mayor crédito se les concede o presupone (erróneamente, por supuesto). Y asà nos va.
Vamos con esa parábola:
"Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se darÃa cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». Y asÃ, los sabios discutÃan largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados."